Hoy, 6 de Agosto, rescatamos el profundo sentido que tuvo la creación de Bolivia, por decisión de sus propios habitantes, en el marco de una asamblea que está permanentemente grabada en la memoria de todos los bolivianos y reflejada en el Acta de la Independencia que dio lugar, hace 195 años, al nacimiento de nuestro país.
Que este aniversario patrio, que llega en medio de tensiones políticas y pandemia se constituya en una ocasión privilegiada para reflexionar sobre la importancia, colectiva e individual, que comporta vivir en un Estado de Derecho, sobre la situación actual y el rumbo que tendría que tomar el futuro de Bolivia, en un momento de evidente desaceleración económica, y sobre la responsabilidad que cada ciudadano tiene en la construcción de un país más próspero y justo para todos quienes en él habitamos.
Recordar el día en que se creó el país implica mucho más que una celebración como cualquier otra. Se trata de reafirmar la más clara voluntad de consolidar nuestra presencia geográfica, política, cultural y social en el mundo contemporáneo, con toda la diversidad que ostentamos y con una vocación de unidad democrática que trascienda los obstáculos que se presentan.
Es un día en que debemos evaluar qué se ha hecho y lo que nos falta por recorrer. Para ello, un norte que debe guiar el análisis es que la ciudadanía quiere fortalecer el país en forma democrática. Asimismo, queremos ser un país inclusivo y con justicia social que reduzca las brechas existentes y ofrezca a su gente las condiciones básicas para vivir en forma digna.
Pese a las adversidades, es posible creer que la gran mayoría de los habitantes de Bolivia queremos un país seguro, dialogante y eficiente en la atención de las distintas demandas que hay dados nuestros limitados recursos y nuestras inmensas necesidades. De una u otra manera, parecería que hay hastío de las confrontaciones y del método de la imposición, pero, paradójicamente, hay dudas de los acuerdos fáciles o poco transparentes.
Somos un país con una población dispuesta a recoger los grandes retos que lanza el mundo globalizado, sin perder sus propias características. Formal o informalmente son cada vez más los ciudadanos, hombres y mujeres, que se insertan en este mundo, más allá de las corrientes ideológicas a favor o en contra que desde los centros de poder creen interpretar a la gente.
Para usar una frase manida, somos un país en busca de su destino. Un destino en el que sea posible no angustiarse en el corto plazo sino que vaya adquiriendo destrezas para ver el mediano y largo plazo, subordinado al interés general los legítimos intereses corporativos o particulares.
Este 6 de agosto encuentra al país en tránsito hacia una etapa igual o más compleja que los años anteriores, que exige una mejor y más transparente gestión pública y, sobre todo, la capacidad de abrir espacios de concertación interna que nos permitan enfrentar las dificultades que se ciernen en una etapa que ya empieza a proyectarse como preelectoral.
Que este aniversario patrio, que llega en medio de tensiones políticas, se constituya en una ocasión para reflexionar sobre la importancia, colectiva e individual, que comporta vivir en un Estado de Derecho, sobre la situación actual y el rumbo que tendría que tomar el futuro de Bolívia 🇧🇴.
VIVA BOLÍVIA SIEMPRE LIBRE Y SOBERANA.
MORIR ANTES QUÉ ESCLAVOS VIVIR !!!