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Breve Historia de la SEGH

En pleno auge de la explotación gomera en los siringales del norte y noroeste de Bolivia, hacia donde partieron alrededor de 80.000 cruceños y que trajo consigo bonanza económica a la región y a todo el país, el 12 de julio de 1903 nace la institución cultural denominada Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos de Santa Cruz, que acogió a los más renombrados intelectuales de la época.
Ángel Sandoval Ribera, en su libro Hitos acontecer cruceño, refiere que esta entidad ostenta el privilegio histórico de proponer con gran lucidez el espacio geográfico de la extensa llanura del oriente de Bolivia como la nueva matriz del desarrollo económico nacional.
Las personalidades que encabezaron esta institución fueron Plácido Molina Mostajo, Ángel Sandoval Peña y José Benjamín Burela, que junto a Cristián Suárez Arana, Pablo Roca Elizondo, Julio Gutiérrez Michelín, Ángel Vázquez Guardia, Luis Lavandenz Reyes, Gustavo Parada, Luis Ibáñez, Adrián Justiniano y Antonio Zabala Landívar asumieron el reto de redactar el célebre memorándum de 1904, elevado al Congreso Nacional y que habla de la urgente necesidad de construir una vía férrea desde el occidente del país hacia Santa Cruz para que, a la vez de incluir el oriente a la vida económica de Bolivia, saque sus productos agrícolas hacia los centros mineros.
Además, la institución, que publicó su primer boletín en enero de 1904, se identificó con los intereses nacionales a partir de la visión oriental, teniendo como antecedentes los ideales del federalismo con la revolución de los Domingos de 1891, así como los constantes reclamos de vinculación por ferrocarril al resto de Bolivia.
La sociedad no dejó de proponer proyectos viales para unir las cuencas de los ríos de la Plata y del Amazonas con el altiplano, al igual que las rutas interiores trazadas por los exploradores cruceños en el noroeste, naciente y sureste del país.
En las primeras publicaciones se resaltó el emprendimiento de exploración y colonización efectuado por la gente que en masa salió de Santa Cruz a fines del siglo XIX y principios del XX sobre la Amazonia meridional, logrando la fusión más íntima entre cruceños y benianos en los mortíferos campos de la goma para repoblar las antiguas misiones jesuíticas de Moxos y fundar nuevos pueblos y barracas en las riberas de los ríos navegables por donde salía el ‘oro vegetal’ a los mercados de Europa, así como la heroica defensa del territorio del Acre contra Brasil.
(Igor Ruiz Zelada, periodista de El Deber)