Fue un 7 de junio de 1946, hacía mucho frío, llovía, y los tres técnicos argentinos estaban parados sobre la plataforma de madera, acompañados por Luis Iturralde y el maestro tachista. Era como las 2:00 de la madrugada, y la centrífuga de masa refinada del Ingenio Azucarero La Esperanza sacaba el primer quintal de azúcar blanco granulado en la historia de Bolivia. Fue el momento de los abrazos, y alguna que otra lágrima se escapaba sobre una mejilla porque se acababa de hacer historia. El ingenio La Esperanza marcaba el inicio de una nueva etapa en la industria nacional. Quedaba atrás 400 años de trapiche de «palo», las pailas y los viajes a lomo de mula. Habíamos entrado en la etapa industrial, y sería la pauta a seguir las décadas siguientes.
Por eso hoy nuestra industria azucarera cumple 76 años de logros, de supervivencia, y de desafíos constantes.
Se abrieron caminos, escuelas, centros de salud, y se creó sociedad en torno a esta actividad cañera. Pero pasaban los años, y las deudas eran cada vez más agobiantes, y el año 1964, durante el gobierno de René Barrientos, nuestra primera industria fue cerrada y rematada, y desde entonces su sirena mañanera nunca más sonó, pero todavía se siente la presencia del Ing. Edgar Coronado llamando a zafra, controlando turbinas, calderas y los tachos de cocimiento.
Hoy es el día de decirte, La Esperanza, que hiciste todo bien, nos diste historia, cultura, valores, y nos has dejado grandes maestros azucareros, en cuya escuela nos formamos y te rendimos siempre homenaje. Gracias por abrirnos paso en el mundo….Lo hiciste bien !!
Fernando Aníbal García Enríquez
