Mizque, ayer y hoy — Willi Noack / EL DEBER — 18.9.2005

Mizque, ayer y hoy

Willi Noack

La fundación oficial de Mizque data del 15/09/1603 como villa llevada a rango de ciudad el año 1696. Citamos del libro Monografía de la provincia Mizque (Cidre, 1987): “Los obispos de Santa Cruz fijaron en 1605 su residencia en la Villa de Mizque, lo cual es un indicador de la importancia que tenía la ciudad (…) Se nos hacía más patética la terrible separación entre la grandeza que tuvo Mizque y su situación actual de abandono y postración”. Sigue la fuente: “La constatación de este esplendoroso pasado y el estado actual de la provincia en medio de un altísimo potencial agrícola e industrial…”. Hay varios documentos históricos que testimonian la bonanza y prosperidad de la ciudad de los ‘500 quintales’, expresión que reflejaba la concentración de la riqueza en manos de unas 500 familias. (NOTA: correcto es QUITASOLES. WN)

“Al iniciarse la revolución contra la Corona española, la clase indígena de Mizque, temible por su número y audacia, cayó como una avalancha sobre el hermoso valle poblado de viñedos y de hermosa alquería. Los sembradíos y plantaciones hubieron de ser destruidos en su totalidad y sus propietarios, casi todos españoles, vieronse obligados a emigrar para salvar la vida”.

Alcides D’ Orbigny relata en 1830: “Era antiguamente una de las más florecientes del Alto Perú por la gran variedad de cultivos que podían mantenerse (…) La ciudad de Mizque es una de las mayores del Alto Perú…”.

Un hecho tenía repercusión importante sobre la economía de Mizque. “Durante los últimos años del siglo XVI, la Corona española promulgó una cédula real por la cual se prohibía (bajo severas penas) el cultivo de viñas en América. Esto incluía la destrucción de los viñedos ya existentes. Esta cédula fue abolida a comienzos del siglo XVII, pero Mizque no volvió a cobrar el auge que tuvo”. Hoy en día una comunidad del municipio lleva el nombre de Viña Perdida.

El citado libro dedica muy pocas líneas a la Reforma Agraria de 1953. “Después de 1953, la población de cada hacienda se organizó en un sindicato. Las adjudicaciones de terreno de la Reforma Agraria legalizaron la propiedad de cada colono sobre las parcelas que ya usufructuaba durante la hacienda y remitieron a control comunal las tierras arrebatadas a los hacendados (éstos han sido repartidos hasta 1985 en parcelas de media a dos hectáreas a los jóvenes recién casados)”.

Sobre esta reforma hemos podido recoger opiniones en la fiesta del Señor de Burgos. Nos lo informaron mizqueños, entre ellos residentes de la ciudad, otros residentes en otras ciudades bolivianas y algunos en el exterior, y recuperamos aquí sus opiniones.
La reforma, si bien terminó con el pongueaje y repartió tierras, no logró el objetivo principal que era reducir la pobreza de los explotados. Finalizó con la opulencia de la clase privilegiada, pero no aumentó considerablemente la condición de vida de los más oprimidos. Produjo un gran éxodo de las familias propietarias. Pero los minifundios fueron repartidos entre los herederos y con el tiempo se redujeron a minifundios que no eran un sostén de vida. Por lo tanto, salieron más personas de Mizque para buscar su suerte con actividades no siempre lícitas. Aparecieron o­nG para colaborar, pero tuvieron un éxito relativo mientras llegaba financiamiento. No prosperaron las iniciativas para fundar cooperativas agrícolas o diversificar la producción (IBTA).

El caso es patético para comprobar que la redistribución de tierras fértiles en un clima favorable con agua de riego no basta para hacer próspera una región si no existe la iniciativa privada que organice un trabajo mancomunado para aprovechar de las oportunidades.

(En el texto demasiado largo sigue: “El pasado de Mizque ha demostrado que en esta región se podia generar bonanza. El defecto histórico ha sido que fue mal distribuido. Esta experiencia tiene mucho que ver con la “visión” que tienen algunos candidatos a Presidente.

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www.riberalta-bolivia.com

fuente:  http://www.eldeber.com.bo/20050918/opinion_6.html

fecha: 2005-11-07 17:32:45
autor: Willi Noack