La cultura del tratamiento – Willi Noack / EL DEBER – 2.4.2006

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Opinión

La cultura del tratamiento

Willi Noack

Vivimos cambios sociales de gran envergadura. Cambian formas y modales interpersonales, pero la pregunta es: ¿con un cambio formal logran cambiarse mentalidades y estructuras jerárquicas? Se sabe que convivir en democracia supone un Estado fuerte, eficiente, comprometido absolutamente con la ley. Los representantes del poder del Estado institucionalizado precisan tener autoridad y utilizar esta autoridad respetando las leyes para garantizar la gobernabilidad.
Con el 54% de los votos en los últimos comicios, llegó al poder un segmento de la población que se autointerpreta como ‘clase’, cultivando determinadas formas de interactuar. Parte de ellas es el tratamiento. Para sus correligionarios, es el ‘compañero Evo’ y, cuando mucho, el ‘Presidente Evo’, pero no el ‘Excelentísimo Señor Presidente Morales’. El principio de autoridad, popularizado entre correligionarios mediante el tú de amigo, pone en riesgo el principio de la legalidad (no identifico una gran diferencia con miembros de la ‘rosca’ que se ponen de acuerdo sobre un problema; igualmente corre riesgo la legalidad).
Grandes personajes gozan de autoridad natural, pero la gran mayoría de los que ejercen un mando tienen el poder o la autoridad que proviene del cargo jerárquico sin ostentar autoridad natural. Si la ‘autoridad’ que asigna el cargo, y que es de protocolo en primer lugar, sufre debilitación, se debilita la implantación del principio de la autoridad y la gobernabilidad con la falta del respeto por las leyes. El “hemos ganado, somos mayoría, ahora nos toca a nosotros”, refleja esta interpretación de la situación actual. “Somos todos compañeros”.
Cuando el tratamiento es respetuoso de la formalidad que viene con el cargo, es más probable que la persona sea una autoridad a ser respetada; en otras palabras: abogo por el tratamiento ‘Presidente Morales’ en vez de Evo por las implicaciones arriba planteadas. No cabe duda: las costumbres, las tradiciones, los usos influyen. Un ‘tú’ puede expresar respeto si la persona con poder dispone de autoridad natural. El ‘vos’ oriental tiene la característica de combinar la amistad y el respeto. El ‘tú’ incluye el riesgo de abuso: “Oí, Pepe, ¿me prestas cinco hasta mañana? (una de las tres mentiras según un chiste muy conocido).
¡Cuán delicado es el tema del tratamiento! Circula un chiste brutal sobre un ex presidente y su vice en cuanto a la forma correcta de dirigirse la palabra entre ellos. En tales ‘chistes’ se refleja la verticalidad en la sociedad; son expresión de la brecha entre los ‘caballeros’ y la clase inferior, y ahora hay expresiones de revancha.
La sociedad no subsana la separación de clases con meras formalidades como el tratamiento, mientras la jerarquía feudal y medieval persista en las cabezas. La historia ha mostrado que una marcada jerarquía con manifestaciones muy claras existe en sistemas dictatoriales (Stalin, Hitler), y también un cacique gobierna de arriba abajo. En sistemas democráticos sí existe una aproximación al principio de la igualdad ante la ley respetando los derechos fundamentales individuales. Pero no bastan palabras como ‘compañero Presidente’ o ‘ciudadano Presidente’ para cambiar mentalidades e introducir otra democrática. La desaparición de las formas implica frecuentemente una vulgarización de las relaciones interpersonales, pero no forzosamente la aceptación respetuosa de que –teóricamente– todos somos iguales ante la ley. Todos somos iguales, algunos un poco más, parafraseando a George Orwell.

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fuente:http://www.eldeber.com.bo/anteriores/2006/03/20060326/opinion_6.html

fecha: 2006-05-02 15:42:07
autor: Willi Noack