EL METEORITO QUE CAMBIó EL CURSO DE LA HISTORIA – Ing. German R. Carrasco Ardaya – 24.5.2017

0
254

En plena costa mexicana del golfo de México, ver Fig. 1, y confundida entre las innumerables playas de la famosa costa maya, nos encontramos con una de las tantas playas que poseen un mismo tipo de blancas arenas calcáreas y donde siempre brilla el mismo Sol, las que además son frecuentadas por la misma clase de turistas que disfrutan de la gran calidez y buena recepción en este tipo de playas que son características de esta magnífica como extensa región. Se trata de las playas de Progreso y de Chicxulub en la costa Norte del Estado de Yucatán.

Pero por extrañas circunstancias de la vida, estas playas no son iguales a ninguna otra de las miles de playas similares existentes sobre la superficie del planeta, por la sencilla y única razón de que este ahora muy tranquilo y apacible lugar de aparente inocencia, hace exactamente 66 millones de años atrás, fue el escenario de un terrible acontecimiento que marcó para siempre la historia biológica de la Tierra. En aquella época en particular la atmosfera en la zona de Progreso se encontraba extraña y circunstancialmente sobresaturada de CO2 y de SO4H2, lo cual la hacía detentora de una extraña, rara y potente combinación gaseosa toxica-explosiva.

Fue entonces que “casualmente” cayó un enorme meteorito de alrededor de unos 10 a 12 km. de diámetro, ver Fig. 2, impactando con singular violencia en las playas de Chicxulub y de Progreso, dando lugar a la formación un monumental cráter de 180 km de diámetro conocido actualmente como el cráter de Chicxulub.

Este cráter cuyo borde continental semicircular del lado Sur se lo puede apreciar con relativa nitidez desde el espacio por medio de fotografías especiales, ver Fig. 3, actualmente se encuentra soterrado por sedimentos mayormente calcáreos y a algo más de 600 m., alcanzando una profundidad de 2,5 km; mide 180 km. de diámetro y es considerado como el mayor cráter de impacto existente en el mundo, aunque paradójicamente podría ser también el menos conocido.

La temperatura al momento del impacto en la zona de Chicxulub alcanzó 18.000o C, es decir unas tres veces más que la temperatura actual de la superficie del Sol; todo cuanto había de roca en la zona literalmente se evaporó antes de que el meteorito llegase a tocar la superficie de la Tierra y consecuentemente el cráter que se formó fue debido exclusivamente a la tremenda onda expansiva de choque.

Es que este meteorito al ingresar a la atmosfera terrestre a una velocidad de 64.000 kilómetros por hora, comprimió localmente la atmosfera, pero no la separó, y la fricción que provocó fue tal que lo hizo estallar con singular violencia convirtiéndose en millones de fragmentos y en polvo rocoso, generando además una onda de choque que abrió un enorme cráter que fundió y evaporó virtual y absolutamente todas las rocas y los sedimentos del entorno regional, siendo esta la razón por la cual lógicamente no se ha podido conservar ni un solo fragmento del meteorito de Chixchulub.

Contrariamente a lo que la mayoría de la gente cree, la extinción del cretácico-terciario no fue la única que se ha dado en la Tierra, ya que aparte de esta anteriormente hubieron otras cinco extinciones biológicas más, algunas de las cuales inclusive hasta más catastróficas, como una que se produjo en el paleozoico, durante el pérmico superior hace 251 millones de años atrás (tatariense), que de lejos fue la mayor de todas porque acabo con la casi totalidad de las especies vivientes de la época que eran mayormente invertebrados artrópodos y peces. En ese entonces en nuestro planeta solo existía un único continente: el  Gondwana,

Figuraas3 y 4.- El dominio de los reptiles en el cretácico era evidente

Sin embargo el meteorito de Yucatán resulta ser realmente único y especial en toda la historia de la evolución del planeta Tierra, porque sin llegar a haber sido el mayor de todos, ocurrió en un momento especial de extraordinario esplendor biológico sin parangón en la historia biológica del planeta, con un dominio absoluto de los reptiles sobre los peces y anfibios y demás invertebrados, ver Fig. 3 y 4. Las aves y los mamíferos todavía no se habían manifestado.

Creemos que de no haber ocurrido este extraordinario fenómeno geológico, la propia existencia del hombre como especie hubiera sido virtualmente imposible porque los grandes saurios lo habrían exterminado en su fase inicial de australopitecos hace unos 4 a 6 millones de años atrás, simplemente porque estos grandes saurios que ya venían ejerciendo un amplio, largo e indiscutido dominio sobre la Tierra desde unos 180 millones de años atrás, nadie les habría podido impedir que continuasen dominando la Tierra a su entero y regalado gusto y antojo durante los subsiguientes 66 millones de años; es decir que en la práctica los grandes reptiles jamás nos hubieran permitido evolucionar y desarrollarnos como lo hicimos hasta alcanzar la fase evolutiva de homo sapiens, o tal vez simplemente nos hubiésemos quedado estancados en la fase inicial de de Prehomínidos.

Esta tremenda como espectacular caída de este notable meteorito al amanecer de un día cualquiera del mesozoico superior, llegó a causar muchísimos daños físicos a nuestro planeta que sin embargo resultaron ser daños que a la larga fueron superados por la propia naturaleza y además en tiempos geológicos relativamente cortos, es decir que la geografía terráquea con sus activas fuerzas endógenas y exógenas consiguió minimizar todos los cambios producidos en el relieve, pero en cambio y en  compensación, su biosfera y su atmosfera llegaron a sufrir daños que no fueron nada fáciles de superar.

De esta manera la atmosfera terrestre se saturó de un exceso de SO4H2 y CO2 que envolvieron por completo toda la superficie terrestre por espacio de unos tres años aproximadamente, aunque todavía durante los diez años posteriores al impacto, todo el aire se tornó prácticamente irrespirable, especialmente para los grandes reptiles que por esta y otras causas concomitantes se fueron extinguiendo lenta pero inexorablemente.

Además, la temperatura ambiente llegó a descender hasta alcanzar casi al punto de congelación del agua debido a que el exceso de nubosidad reinante en el medio impedía el paso de los rayos solares, mientras que las relativamente escasas lluvias que se generaron resultaron ser de naturaleza francamente acidas, lo cual unido a otros factores relacionados hicieron con que la tierra se torne estéril en un 90% de sus áreas continentales durante un periodo aproximado de tiempo de unos 5.000 años, que resultan ser bastante significativos desde el punto de vista biológico y cuyas especies vivientes tuvieron que adaptarse sobre la marcha a los cambios climáticos o entonces perecer como fue el caso de la mayoría.

Sin embargo y aunque esos 5.000 años desde el punto de vista geológico resultan ser insignificantes en cuanto al tiempo, ya que la unidad de tiempo en geología es un millón de años; el impacto fue tremendamente violento y totalmente fuera de cualquier tipo de control natural, difícil de imaginar y mucho peor aún de poder describirlo

El impacto se produjo un amanecer mesozoico sobre la península de Yucatán cuyo cielo se ilumino con la imponente presencia de un bólido incandescente conun brillo mayor que la del propio Sol, provocando un ruido del orden de 105 decibeles y ocasionando varios sismos de hasta grado XIII en la escala de Mercaly tanto en tierra como en el mar, con tsunamis con olas de 90 m. de altura, aunque en algunos casos excepcionales estas llegaron hasta los 305 m., todo debidamente complementado con un inusual vulcanismo muy activo, mientras que al mismo tiempo se pulverizaron millones de toneladas de rocas que fueron enviadas a la estratosfera, donde se mantuvieron como polvo en suspensión que orbitó alrededor de la Tierra durante varios años, bloqueando la luz solar y generando un efecto de “invierno nuclear” con la consecuente disminución de la temperatura global del planeta, impidiendo el proceso normal de la fotosíntesis que en definitiva ocasionó el colapso de la gran mayoría de los ecosistemas del planeta.

Primeramente el cielo se tornó color rojo sangre pero luego cambió a un tono ceniza que en pocos minutos oscureció totalmente la zona, por lo cual apenas 8 minutos después del impacto toda la zona quedó cubierta por un manto de cenizas y de arenas incandescentes casi a manera de los actuales flujos piroclásticos. Después de transcurridos otros 45 minutos más, comenzaron a producirse fuertes ráfagas de viento con una velocidad de hasta 965 km/hora que se encargaron de esparcir los escombros derrumbando todo lo que se les presentaba a su paso y causando una tremenda desolación sin parangón registrado.

Sin embargo algunos días después del cataclismo, el cielo comenzó a iluminarse aunque tímidamente, iniciándose un proceso que demoró varios meses o tal vez incluso algunos años y que culminó con la muerte y la extinción de todos los grandes reptiles del cretácico, que es conocido como la era de los reptiles, y ocasionando el deterioro circunstancial y transitorio de la capa de ozono.

El fenómeno de Yucatán acabó con el 80% de la vida del planeta pero no quedó vivo ni uno solo de los grandes reptiles; sin embargo este notable hecho no fue bien conocido sino hasta recién el año 1978 cuando por casualidad un equipo de la Universidad de California, detectó una gran anomalía de iridio en esa zona, lo cual llamó poderosamente la atención porque geológicamente denotaba la presencia de un gran cráter de impacto que nadie había logrado reportar hasta ese momento, ver Fig. 5. Sin embargo la incertidumbre del caso duró muy poco porque al poco tiempo, en 1980, técnicos de la empresa estatal de hidrocarburos de México, Pemex, perforando en las playas de Chicxulub en busca de petróleo, encontraron casualmente la evidencia que faltaba y que estaba enterrada a escasos 600 m. de profundidad.

Se especula además pero con base científica, que el impacto que formó el cráter de Chicxulub también logró la formación de un anillo de centenares de cenotes, ver Fig. 6, como producto de la extensiva erosión de la capa de piedra caliza ocasionada por el cráter, siendo que la mayor cantidad de los cenotes existentes se encuentran fuera del anillo, mientras que son menos los que existen dentro del mismo. Estos cenotes o fuentes de agua dulce, fueron para los mayas los elementos básicos determinantes para el sustento, crecimiento y desarrollo de su extraordinaria civilización, logrando mantener una relación cósmica entre los efectos del impacto del meteorito y su propio desarrollo socio-espiritual que aparentemente y al parecer no ha conseguido llegar hasta una buena parte de sus descendientes.

A propósito de esto último y como simple hecho anecdótico, en mayo de 2012 tuvimos la oportunidad de visitar personalmente la zona de Progreso-Chicxulub, y realmente quedamos muy sorprendidos y maravillados, primero por la misteriosa belleza natural de ese mar calmo que guarda su fatal secreto, combinada con la majestuosidad de sus monumentales obras arqueológicas fruto de una intensa actividad antrópica pasada, y luego porque los habitantes actuales de Progreso y aún los de la vecina Chicxulub, normalmente tan proclives a ofrecer y vender los atractivos turísticos de la zona en todas sus variadas formas, no tenían ni la más remota idea de que ellos estaban viviendo nada menos que en el preciso lugar en que un día se dio el cambio del curso de la historia de la humanidad, gracias a la cual todavía subsistimos como especie habiendo llegado a convertirnos en los amos y señores de este planeta.  

 Un poco antes, el 31 de diciembre del 2011, tuvimos la oportunidad de esperar el año nuevo 2012 en un magnifico hotel en la playa de Siho que se encuentra en el borde occidental del cráter, y allí tuve el placer de presenciar solitariamente un oscuro amanecer maya, tan parecido como aquel otro amanecer mesozoico cuando cayó el meteorito, y realmente quedamos muy sobrecogidos y hasta algo atemorizados de estar en un lugar que atesora tanta historia geológica y biológica. Y mientras recorríamos solitarios los extensos y amplios corredores de los tres cuerpos del hotel que colindaban con las piscinas y con el oscuro aunque calmo mar del golfo de México, observamos que los amplios corredores del hotel albergaban extrañamente a una cierta cantidad de pequeños reptiles de varias especies y tamaños que no dejaron de inquietarme.

 En aquella oportunidad expresé mi extrañeza por este casi total desconocimiento general sobre el tema en los círculos sociales e intelectuales que frecuentaba en Villahermosa, por lo que me pidieron que de una conferencia sobre el meteorito de Yucatán en una reunión especial, cosa que efectivamente hice ante el desconocimiento casi general que había en la audiencia al respecto. Además y en consecuencia me vi obligado a complementar esta disertación con un artículo que escribí expresamente y que fue publicado en la revista EL LIBERAL No 3 de marzo, abril y mayo de 2012, de Villahermosa, Tabasco –México.

Pero, por qué razón es que nos atrevemos a suponer que fue gracias a este meteorito que fue posible que el hombre como especie llegara a asomar en este planeta algunas decenas de millones de años más tarde llegando incluso dominarlo?,. Pues por varias razones.

En primer lugar hay que considerar que el hombre como criatura física es por su propia naturaleza un ser sumamente débil y que su evolución es el producto inacabado de un largo y lento proceso, con avances y retrocesos mediante adaptaciones, extinciones, mutaciones, y toda una serie de ascensos y descensos genéticos no siempre lógicos y comprensibles, pero especialmente y sobre todo en un medio hostil y rodeados de otros seres vivos que eran mucho más fuertes que él, que podían correr más rápido y mejor, o que podían volar o nadar con gran eficacia y rendimiento,

Los primeros homínidos como los Ramapithecus (+) y los Australopithecus (+) que vivieron durante el periodo Terciario superior (plioceno), tuvieron que compartir su hábitat con animales que poseían una mejor vista, o que tenían un oído mucho más aguzado y que eran capaces de captar sonidos a grandes distancias, además tenían mejor olfato, mucha mayor fuerza y corpulencia física, tenían poderosas garras y grandes dientes capaces de destrozar un animal con facilidad, o que contaban con un  mayor aguante y una mejor capacidad de adaptación a los cambios climáticos intempestivos que eventualmente pudieran haberse producido, etc.

Por eso la casi milagrosa como increíble supervivencia de la especie homo en ese medio que en nada le era favorable, solo fue posible porque el Homo Erectus y luego un poco más tarde el Homo Sapiens, desarrollaron lenta y gradualmente una mayor capacidad cerebral que unida al desarrollo especial de las manos con capacidad de asir objetos, le ha permitido coinvertirse en el amo y señor absoluto del planeta, aunque a veces se torna mucho más abusivo e intolerante que los propios dinosaurios cuando estaban en su apogeo.

Después el proceso evolutivo nos puso en el camino a homínidos más avanzados como fue el caso del Homo Erectus que en sus diversas variedades tales como el Pitecantrophus Erectus, el Sinantropus pequiniense, el hombre de Cromagnon y el Homo Neanderthalensis, ya esbozaron una decidida supremacía y finalmente hasta consolidaron su dominio sobre todas las demás especies vivientes en la Tierra, especialmente durante el último millón de años, en pleno periodo cuaternario (época holoceno o más propiamente aun en el antropoceno o reciente), ver Fig. 7.

Sin embargo, nada de este extraordinario progreso evolutivo de los prehominidos primeramente y posteriormente de los homínidos hubiera sido posible si es que los grandes dinosaurios carnívoros como los tiranosaurios, hubiesen continuado su dominio físico absoluto del planeta sin interrupciones de ninguna clase. Es decir que jamás y dada nuestra particular debilidad física, nos habrían permitido progresar como ocurrió precisamente cuando la incipiente inteligencia humana se manifestó a pasos agigantados a partir de un cerebro cuya capacidad craneal inicialmente no llegaba a superar los 600 o 700 cm3, comparados con los actuales 1.450 cm3 del homo sapiens.

Figura 7.- Proceso evolutivo del homo sapiens

Así de este modo el hombre, con apenas unos 60 kg. de peso y con una estatura de 1,50m., ya fue capaz de crear sus propios utensilios y sus herramientas, además de armas rudimentarias en base al sílex o pedernal, lo que le permitió igualar y hasta superar en algunos casos la fuerza de animales de mucho mayor porte y fortaleza, dándoles caza y alimentándose de ellos, al propio tiempo que casi paralelamente logró también la famosa como determinante domesticación del fuego, hecho que probablemente ocurrió hace unos 500.000 años atrás.

El Homo Erectus entonces al fabricar sus primeras armas rudimentarias y al hacerse cazador, comenzó a diversificar su alimentación por simple necesidad, haciéndola progresivamente más carnívora en lugar de herbívora, con lo que logró un mayor y más rápido desarrollo de su cerebro, aparte de que fue el primer homínido en alcanzar la estatura de 1,80 m. Este mayor desarrollo cerebral les permitió fabricar herramientas y armas, crear y practicar rudimentarios lenguajes comunitarios, establecer ciertas jerarquías sociales y políticas, etc., y realizar las primeras domesticaciones animales, evolucionando al mismo tiempo en varias regiones de África, Asia y Europa, pero no así en nuestra América donde jamás existieron seres originarios.

Las primeras herramientas parecen haber sido fabricadas solo por individuos diestros y no zurdos. Ningún primate maneja más una mano que la otra. El hombre actual utiliza indistintamente tanto el hemisferio izquierdo cerebral como el derecho de acuerdo a sus necesidades, cosa que no sucede con otros animales. El hecho de vivir en comunidad les permitió practicar la protección global y la caza comunitaria, que hoy en día practican con éxito por ejemplo varios de los animales carnívoros, estableciendo al mismo tiempo el principio de autoridad con un jefe tribal a la cabeza y varios otros subjefes.

    El Homo Sapiens como especie hizo su aparición hace apenas unos 500.000 años y representa por el momento el estadio más evolucionado del hombre, sin que esto signifique de ninguna manera que el proceso haya concluido, ya que tenemos evidencias de que aún existen muchos caracteres somatológicos con una fuerte tendencia hacia su desaparición, como es el caso de los 90 caracteres somáticos que posee el hombre actual  y que son considerados como de “primitivismo evolutivo”, como el apéndice, los pelos del cuerpo, el carúnculo lacrimal, los músculos de las orejas, el inion, etc., que carecen de función orgánica específica y por lo tanto tienden a desaparecer.

Pero esto también se verá complementado por la tendencia a la reducción del cerebro, debido al creciente uso de computadores hasta en las tareas más simples, reducción de la longitud del intestino delgado para evitar la absorción de grasas y azucares, reducción del tamaño de los testículos por la disminución de la cantidad de espermatozoides producida, y por el alargamiento de los dedos de la mano por causa del manejo creciente de dispositivos electrónicos, entre otros.

En abril del 2016 después de algunos fallidos intentos anteriores, por fin se dio inicio a un Proyecto de Investigación llevado a cabo por la Universidad Nacional de México (UNAM), en colaboración con la Universidad de Austin – Texas, el Imperial College de Londres, el Brithish Geological Survey de Inglaterra, la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad de Zaragoza que ya han logrado perforar 1.300 m en el centro mismo del cráter de donde se han logrado recolectar 300 muestras que están siendo analizadas por un laboratorio especializado de Bremen – Alemania, esperándose que los resultados nos den muchas más luces sobre este único y especial cráter y especialmente sobre las causas que lo provocaron.

Un estudio paralelo y complementario acaba de ser realizado por la Universidad de Purdue y el Imperial College, y para este propósito han logrado crear una computadora especial de impacto que ha conseguido reproducir y explicar algunas de las consecuencias que se presentaron inmediatamente después del fenomenal impacto que resultó ser equivalente a la explosión de más de 100 trillones de toneladas de TNT.

La posibilidad de que pueda  volver a producirse otro fenómeno geológico similar es muy remota pero no imposible. Es que permanentemente nos encontramos expuestos al bombardeo de cuerpos rocosos de todo tipo y tamaño provenientes tanto del espacio extrasolar como de la relativamente vecina zona de los asteroides, como siempre ha sucedido en todas las eras y periodos geológicos pasados, pero felizmente actualmente, con la bendición del creador y con un poco de suerte, aliadas a una creciente tecnología de punta a nuestro alcance, en el futuro mediato se tratará de interceptar oportunamente a todos los meteoritos que eventualmente puedan ser considerados como peligrosos para la Tierra, destruyéndolos a buena distancia del planeta o desviándolos de su trayectoria antes de que nos lleguen a tocar.

Ing. German R. Carrasco Ardaya

                           VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD DE ESTUDIOS GEOGRAFICOS

                           E HISTORICOS DE SANTA CRUZ

 

Santa Cruz de la Sierra, 1 de  marzo 2017

 

BIBLIOGRAFIA

 1.- Carrasco Ardaya German, Impacto en Yucatán, Revista EL LIBERAL No 3, pag. 15 y 16, Villahermosa, Tabasco-México, 2012

 2.-  Carrasco Ardaya German, Todo comenzó con el Big Bang, segunda edición, Santa Cruz de la Sierra – Bolivia, 271 pag., 2016

e.-  Internet.- varios

No hay comentarios

Dejar respuesta